¿A quién le importan los presos?
¿A Quién le Importan Realmente?
¿A quién le importa? Esta es una de las preguntas básicas que se hacen La mayoría de los presos y hablo no solo de los presos que se encuentran dentro de una celda sino que también hablo de los presos espirituales aquellos quienes gozando de libertad física se hayan presos de sus propios miedos, de sus mentiras, de sus adicciones…. Ellos se preguntan en su cautiverio: ¿Alguien de este mundo piensa en mí, mientras mi alma se pudre en esta celda? Algunos tienen familiares o amigos que no los han abandonado, pero muchos no tienen a nadie que les visite ni escriba regularmente o los tenga en cuenta. El tema es que tengan o no gente que los contengan los presos se hacen la misma pregunta una y otra vez “¿Realmente le importo a alguien?.
Hay alguien en quien puedes confiar
Es cierto que los seres humanos nos fallan y desilusionan, pero la Biblia dice que hay uno que está más cerca que ningún hermano. “Hay un amigo que es más fiel que un hermano” (Proverbios 18: 24b).
(Romanos 3: 23; 6: 23) Porque todos somos pecadores, y la paga del pecado es muerte. Hacía falta la muerte de Cristo para salvarnos de las consecuencias de nuestro pecado. “Sin derramamiento de sangre, no hay perdón” (Hebreos 9: 22). Cristo murió para redimir a los pecadores de las consecuencias del pecado: “Tened presente que habéis sido rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual heredasteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1: 18, 19).
Cristo dio su vida por sus amigos para salvarlos de las consecuencias del pecado; pero lo que ahora nos importa es la pregunta: ¿Y QUIENES SON LOS AMIGOS DE CRISTO? Cristo mismo nos responde al decir “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando” (Juan 15: 14). Nos manda, “Arrepentíos y creer el evangelio” (Marcos 1: 15). El apóstol Pablo nos dice en Hechos 17: 30, “Antes Dios pasó por alto los tiempos de la ignorancia, en este tiempo manda a todos los hombres, en todos los lugares, que se arrepientan”. De manera que si te arrepientes de tu pecado (arrepentirse significa sentir una profunda pena por tu pecado, y dejarlo del todo para servir a Jesucristo) y crees que Cristo murió para salvarte a Ti, entonces ¡eres su amigo!.
La cita antes leída en Juan 3: 16 nos dice que “TODO aquel que en el cree no se perderá, sino que tendrá vida eterna”. Este TODO te incluye a ti personalmente. Entonces, Cristo te ofrece no solamente la salvación de tu pecado y sus consecuencias, sino también su amor y amistad si tan solo te arrepientes y crees el evangelio, (Marcos 1: 15). “El que a mi viene, jamás lo echaré fuera” (Juan 6: 37). ¡Es la garantía personal de Jesús!.
Entonces, cuando estás sentado en tu celda (espiritual o física) preguntándote, ¿A quién le importo yo?” puedes responder, “¡Le importo a Cristo y lo ha probado muriendo por pecadores como yo!” “Humillaos pues, bajo la poderosa mano de Dios para que él os exalte al debido tiempo. Echad sobre el toda vuestra ansiedad, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5: 6, 7). ¿Por qué estás allí anhelando un amigo verdadero, habiendo uno que está más cerca que ningún hermano y que te extiende la mano para que la tomes? ¿Qué te estorba para tomarle de la mano y ganar un amigo que nunca te fallará, y que siempre estará cuando lo necesitas? “Probad y ved que el Señor es bueno; ¡bienaventurado el hombre que se refugia en el” (Salmo 34: 8). Prueba y verás que el amor y la amistad del Señor son buenos y descubre por ti mismo que ¡aquel que confía en el Señor es bienaventurado de verdad!
.Puedes contar con él en toda situación, y su amor ha sido probado por encima de toda duda.
¿No es esta la mayor expresión de amor hacia ti?
“Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando” (Juan 15: 13, 14).
¿Se puede ofrecer mayor prueba que esta de amor y amistad?
“Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5: 8).
En el Evangelio de Juan, Jesús dice a sus oyentes que mostró su amor y amistad hacia ellos al morir por ellos.
Dios bendiga al ministerio de las prisiones del pastor Alberto Salas por ocuparse de aquellos cautivos, que creían que ya no se podía volver a empezar porque la sociedad le cerró la persiana de las oportunidades pero que de la mano de Jesucristo hoy son redimidos de todo pecado. Dios bendiga a todos aquellos que puedan bendecir y dar la oportunidad a un preso de educarse con la palabra de Dios y transformar su vida a una nueva vida de fe y esperanza.
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Fuente: Ministerio de las prisiones Alberto Salas
